domingo, 12 de octubre de 2008

CAPÍTULO 7: EL RESCATE DE BLANQUITA.




El pastor, padre de Emilio, les señaló el monte donde la oveja se había caído, y se había quedado enganchada. Emilió le entregó las riendas de su caballo a Yeray para que no tuviera que ir a pie.


Los tres viajeros se pusieron en camino, atravesando riachuelos, y subiendo pedregosas cuestas. Charlotte no dejaba de quejarse por tener que ir a pie; Frank se lamentaba de que no quiese montarse a su espalda. Yeray permanecía en silencio, con el objetivo fijo de encontrar a la oveja al borde de la muerte...


Los minutos pasaban, y las esperanzas de encontrarla habían caído todas. Entonces, mientras habían parado para descansar, oyeron un berrido a los lejos: ¡beeeee!Al asomarse por una pendiente descubrieron a una oveja negra enganchada de una pata en unas rocas.


YERAY: ¡Tiene que ser blanquita! ¡La encontramos!


FRANK: ¿Blanquita? No puede ser, ¡es negra!


YERAY: Nosotros no tenemos que cuestionar el por qué de su nombre. Venga, échame una mano, vamos a salvarla.


FRANK: Pero si no es blanca...


CHARLOTTE: ¡Frank! ¡Haz lo que dice Yeray!


FRANK: ....aisss.


Yeray se tumbó en el suelo y se deslizó cabeza abajo para llegar hasta la oveja y agarrarla. Mientras, Frank apretaba las piernas de Yeray para que éste no cayera por el desfiladero.


Mientras, Charlotte miraba fijamente a la brújula y a la varita que estaban sin protección en estos momentos. ¿Y si las cogía, se montaba sobre el caballo y se largaba? Quizás lo único que tenía que hacer era obligar a Frank a que relajara las manos...


Para cuando Charlotte salió de sus pensamientos, Frank y Yeray ya habían rescatado a la oveja, a la cual el caballo abrazaba con su cabeza. Entonces ocurrió lo peor para los planes de Charlotte: Frank y Yeray se estrecharon las manos. Ellos celebraban haber hecho un gran trabajo juntos. Para la mujer, significaba el comienzo de una amistad entre ambos, por lo que no podría usar a Frank para robarle la varita al mago más adelante...


FRANK: Espero que Emilio se conforme con tener una oveja negra en lugar de una blanca...


YERAY: Ja, ja, ja, no te preocupes, se alegrará de tener a ésta oveja, te lo aseguro.


Los tres humanos, y los animales, volvieron a la granja, donde Emilio los recibió con gran alegría por haber salvado a su oveja perdida. El pastor les agredeció su labor con una gran fiesta donde pudieron comer todo lo que quisieron.


Al final del dia se despidieron, activaron la brújula mágica, y se marcharon hacia una nueva aventura...

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