Como acostumbraba a ocurrirles, nuevamente aparecieron tirados en el suelo, inconscientes, y con sus cosas alrededor. Esta vez, Yeray y su conejo, se habían unido al viaje iniciado primeramente por Frank, y seguido por Charlotte.
Cuando despertaron, la mujer y el mago entraron en disputa. Ambos alzaron sus armas para atacar al otro. Charlotte luchaba por conseguir la varita; Yeray, en cambio, sólo quería defenderse.
YERAY: ¡Puedo hacerte desaparecer con sólo un hechizo!
CHARLOTTE: ¡Y yo con sólo un disparo puedo matarte!
FRANK: ¡Eh, parad! No vamos a conseguir nada así. ¿Qué os parece firmar una tregua? Después de todo, ahora somos compañeros de viaje...
CHARLOTTE: Es cierto, ahora vas a tener que acompañarnos.
YERAY: ¿Acompañaros a dónde? ¡Yo sólo quiero volver a la ciudad donde estaba dándo mi espectáculo!
CHARLOTTE: Un poco tarde para eso, muchacho.
YERAY: ¡¿Por qué?!
FRANK: Esta brújula tiene el poder de hacernos viajar a una velocidad increíblemente rápida por el mundo.
CHARLOTTE: Más aún, yo diría que en el tiempo...
YERAY: ¿Una máquina del tiempo?
CHARLOTTE: Algo así. Frank viene de un tiempo remoto donde había piratas como él, yo soy de finales de siglo 20, y servía a una dama. ¿De dónde eres tú?
YERAY: Me estáis dejando de piedra... Yo soy de mediados del siglo 20.
FRANK: Nuestra misión es encontrar tesoros a lo largo del planeta, ahora sí, sean del tiempo que sea.
CHARLOTTE: Y mi nombre, Charlotte, será recordado como una importante mujer pirata! jo jo jo
YERAY: A mi no me queda más remedio que acompañaros hasta que consigamos regresar a mi tiempo...
FRANK: Bueno, pongámonos en marcha. Quizás haya algo que hacer aqui.
YERAY: Primero haré desaparecer mi caja, será más cómodo para no tener que cargar con ella. Osiris, mi conejo, puede acompañarnos a pie.
Y una vez desaparecida la caja mágica, emprendieron el camino, y llegaron hasta una pequeña granja, donde vieron un caballo y un niño. Éste se acercó rápidamente al conejo.
NIÑO: Oh! ¡Pero que conejo más bonito!
YERAY: Hola! Se llama Osiris. ¿Y tú?
NIÑO: Yo soy Emilio.
CHARLOTTE: ¿Podrías decirnos en qué año estamos?
EMILIO: ¿No sabéis en que año estamos? ¡Pues en 1912!
FRANK: Principios del siglo 20...
YERAY: De algún modo, vamos marcha atrás...
EMILIO: ¿Qué?
CHARLOTTE: Nada, nada, que tienes un caballo muy bonito.
EMILIO: Ah, ¡gracias!
Yeray y Emilio se pusieron a hablar de sus animales, mientras Charlotte apartaba a Frank del grupo para hablar.
CHARLOTTE: Ese caballo parece fuerte. Podríamos llevárnoslo, nos sería muy útil.
FRANK: ¿Cómo vamos a robarle el caballo a ese pobre niño?
CHARLOTTE: ¿Y tú eres un pirata? ¡Pues vaya!
FRANK: ...Sí, bueno...
CHARLOTTE: Yeray puede entretener al niño, mientras nosotros nos escapamos montados a caballo.
FRANK: Pero... ¿y Yeray?
CHARLOTTE: No creo que nos sea muy útil...
En ese momento, apareció un hombre seguido por un rebaño de ovejas blancas.
EMILIO: ¡Hola Papá!
HOMBRE: Hola hijo... tengo malas noticias para ti.
EMILIO: ¿Qué ha pasado papá?
HOMBRE: Blanquita se ha perdido en el monte... No he podido hacer nada por ella cuando ha caído por el precipicio porque me he resbalado para cogerla y me he hecho muchos rasguños; además, tenía que traer a las demás ovejas aqui...
EMILIO: ¿Blanquita se ha muerto...?
HOMBRE: Ella quedó enganchada de una pata... no sé si permanecerá ahí, o ya habrá caído.
EMILIO: Blanquita... (Emilio llora)
YERAY: No te preocupes, nosotros vamos a ir a buscarla.
CHARLOTTE Y FRANK: ¡¿Qué?!
- Continuará -