jueves, 30 de octubre de 2008

CAPÍTULO 16: LA CUEVA DEL CAPITÁN BARBASNEGRAS





Frank Sparrow lloraba la pena de la muerte de su padre, mientras sus amigos hacían lo que podían para animarle en aquel duro momento de su vida, más era inútil. Fue entonces cuando el mago tuvo una idea sorprendente.


YERAY: ¡Tengo una idea! No sé si será posible… pero en cualquier caso cabe la posibilidad de que podamos impedir la muerte de tu padre.


FRANK: Mi padre ya ha muerto…


CHARLOTTE: Es más, quien lo mató se ha llevado tu sombrero, Frank.


YERAY: Es cierto que ha muerto, pero también contamos con la brújula del tiempo. Si pudiéramos viajar atrás podríamos evitar su asesinato, incluso descubrir al responsable.


CHARLOTTE: ¡Es posible! ¡Adelante! Activa la brújula, Frank.


Por unos segundos, el pirata sintió emoción ante la posibilidad de que aquella sugerencia pudiese hacerse realidad, pero cuando colocó la espada sobre el aparato no viajaron a través del tiempo. En lugar de eso, la flecha de brújula empezó a temblar marcando una dirección.


FRANK: Sigamos esta flecha, tal vez nos lleve hasta el asesino de mi padre.


Salieron del puerto, caminaron por oscuras playas en mitad de aquella noche cerrada, y llegaron hasta una cueva que había en los acantilados. Tras internarse en ella, se toparon con una luz muy brillante en el interior. Allí se encontraba un hombre con un sombrero negro con calavera que portaba una espada. Sin duda, se trataba de un pirata.


PIRATA: Bienvenido a mi morada, joven Sparrow, te estaba esperando. Soy el capitán Barbasnegras. Seguramente tu padre no habrá tenido tiempo de hablarte de mí, pero yo voy a contarte cosas muy interesantes.


FRANK: ¿Mataste tú a mi padre? (pregunto el pirata con seriedad)


BARBASNEGRAS: No, yo no lo maté. Pero sin duda era necesario. Ahí tienes tu sombrero, sólo queríamos apoderarnos de la pluma del ave fénix.


FRANK: ¿Para qué queréis la pluma que me regaló mi padre? (preguntó sorprendido)


BARBASNEGRAS: Para responderte a eso, antes tendrás que saber por qué tu padre te la regaló. La historia se remonta hasta hace 15 años, cuando tuvo lugar un asalto a un buque de la armada irlandesa. Tu padre era el capitán de nuestro barco. Sí, sí, yo viajaba con él, era un subalterno. Fue entonces cuando nos encontramos con un nigromante que portaba en su pecho una pluma del legendario ave fénix. Este animal tenía poderes asombrosamente mágicos. Bueno, entonces tu padre le arrebató la pluma al nigromante, que ya era viejo, y no podía defenderse. De hecho, aquel hombre había sido obligado por los irlandeses a viajar con ellos para que proporcionara fuerza e invencibilidad a su barco. Lo que deducimos de aquella derrota irlandesa, era que tan solo el capitán del barco era el que debía portarla, ya que el nigromante se dejó vencer. Una vez que tu padre se colocó la pluma de fénix en su sombrero empezaron las victorias y ganancias. Nos convertimos en los más poderosos piratas del océano. Y fue en nuestro punto más álgido, que decidimos buscar los tesoros perdidos de la Atlántida, cuando antes de zarpar, tu padre te donó la pluma de fénix.


YERAY: ¿Pero por qué lo hizo? No tiene sentido.


BARBASNEGRAS: Obviamente, el capitán nunca creyó en los poderes de la pluma. Siempre pensó que todos sus éxitos habían sido obra de su poder personal, nada de magia. Sin embargo, una vez que se quitó la pluma de su sombrero lo único que consiguió fue el desastre: una tormenta nos llevó al fracaso absoluto. Incluso tú mismo, joven Sparrow, has comprobado cómo al deshacerte de la pluma, has perdido a lo que más querías. La pluma te otorga beneficios si la mantienes contigo, pero una vez la alejas de ti, sólo te trae desgracias.


FRANK: Maldito… ¡Vas a pagar por la muerte de mi padre!


BARBASNEGRAS: No lo creo. Es más, me he hecho con el poder de la pluma de fénix que ahora porto sobre mi sombrero, y ahora quiero hacerme también con esa brújula mágica que he oído que puede hacerte viajar a través del tiempo…


FRANK: ¡Jamás! ¡No te lo permitiré!


BARBASNEGRAS: ¿Ah, no? Quizás te importe la vida de esa muchacha…


Al darse la vuelta Frank y Yeray, descubrieron que Charlotte tenía la espada del comandante Jones sobre su cuello a punto de clavársela. Estaban entre la espada y la pared, nunca mejor dicho. Frank Sparrow no tendría otra opción que entregarle la brújula mágica, la única esperanza para salvar la vida de su padre…


domingo, 26 de octubre de 2008

CAPÍTULO 15: LA TRAICIÓN DE JONES




Los huéspedes del Capitán David Sparrow y él mismo salieron fuera de la casa, y se sentaron, pues iban a mantener una larga charla donde conocerían la historia que separó a padre e hijo durante tantos años...


FRANK: Papá, creo que ha llegado el momento de que me cuentes qué has hecho durante todos estos años...


DAVID: Así es hijo mío. Prepárate para conocer como es mi vida ahora. Espero que no tengas que lamentar conocer toda la verdad...


Hace ya unos diez años que nuestro barco zarpara de Isla Calavera, donde vivíamos tu madre, tú y yo... Pretendíamos llegar hasta la península de los persas, pero en una noche de tormenta perdimos el control del barco y fuimos incapaces de seguir nuestro rumbo. Perdidos en altamar, llegamos hasta las costas inglesas. ¡No tenía sentido! Nos encontrábamos sin provisiones y muertos de hambre, además de sin fuerzas para luchar por comida. No tuvimos otra opción que entregarnos al rey de Inglaterra, que aunque nos encarcelara, algo de comer nos daría... Pero entonces ocurrió algo que no esperábamos: el rey inglés nos ofreció continuar nuestra labor pirata, pero a sus órdenes. Fue así como conocí al comandante Jones... Desde entonces, dejé de ser un rufián pirata de los mares, para convertirme en un corsario...


YERAY: Usted dejó de ser un pirata que atracaba a otros barcos y robaba sus tesoros... para robarlos no para usted, sino para otro; en este caso para el rey.


CHARLOTTE: Entonces no es usted un capitán pirata como yo pensaba... (dijo la mujer decepcionada)


DAVID: Lo siento hijo, te debo haber defraudado...


FRANK: De cualquier modo, pirata o corsario... eres todo un capitán, y mi padre, y estoy orgulloso de ser tu hijo. Quizás no lo querías, pero las circunstancias no te ayudaron. No debes preocuparte, papá.


DAVID: Gracias hijo mío, no sabes lo feliz que me haces... (Dijo el capitán Sparrow entre lágrimas).


FRANK: Toma esto, papá (Dijo el joven Sparrow colocándole el sombrero con la pluma de fénix sobre la cabeza de su padre). Tú mereces llevarlo sobre tu cabeza. Para mí siempre serás un capitán pirata.


El capitán no había estado más emocionado en su vida, tanto era así que pensó en celebrar una fiesta de bienvenida. David Sparrow volvió dentro de la casa a por comida y bebida para sus hambrientos huéspedes. Fue estando en una de las habitaciones cuando el capitán fue sorprendido por Jones.


DAVID: ¡Jones! ¡Qué susto me has dado! ¿Qué haces apuntándome con la pistola?


JONES: Entrégueme ese sombrero capitán...


DAVID: ¿Qué? ¿Para qué lo quieres? ¡Ah! ¿No será por...?


JONES: Entrégueme la pluma de fénix, capitán Sparrow, no lo repetiré una vez más...


DAVID: Jones, ¿te has vuelto loco? Tú no eres así... Baja el arma y hablemos...


JONES: ¡Entréguemela!


DAVID: ¡Jamás! La pluma de fénix pertenece a mi hijo, y tendrás que pasar por encima de mi cadáver para conseguirla.


JONES: No habrá problema en eso...


Y de repente, y sonido de un disparo y un olor a pólvora inundó la habitación. El capitán Sparrow se palpó el pecho y cayó de un golpe seco al suelo.


Jones recogió el sombrero del suelo, y salió de la habitación sin mirar atrás, dejando tirado a su capitán. Por otro pasillo llegaban corriendo Frank, Yeray y Charlotte que estaban alarmados por el sonido del disparo. Y entonces, al entrar a la habitación se encontraron con el horror.


Frank Sparrow volvía a perder a su padre...

viernes, 24 de octubre de 2008

CAPÍTULO 14: LA PLUMA DE FÉNIX




Y de repente, sin mediar ni una sola palabra más, Sparrow padre e hijo se fundieron en un abrazo fuerte, como si los años que los separaron no hubieran pasado. Yeray y Charlotte sonreían de felicidad, pues el deseo que Frank pidiera en la noche mágica del año finalmente se había cumplido. Charlotte fantaseó con que si su deseo de ser una mujer reconocida o lo de conseguir tesoros, se cumpliría…


CAPITÁN: Hijo mío, llevas en tu sombrero la pluma de fénix que te regalé de pequeño…


FRANK: Claro que sí, siempre pensé que llevándola conmigo me daría toda la suerte que necesitaría para conseguir mis sueños, y al final te he encontrado…


CAPITÁN: Pensé que no volvería a veros a ti y a tu madre…


FRANK: ¿Qué pasó? ¿Por qué no volviste a casa? ¿Naufragasteis?


CAPITÁN: Tranquilo hijo, hablaremos de todo esto más tarde. Lo importante es que conservas la pluma de fénix, y nunca debes perderla.


FRANK: Deja ya la pluma, háblame de ti, ¿qué has hecho en este tiempo?


CAPITÁN: Primero preséntame a tus amigos (el capitán desviaba el tema del pasado…)


FRANK: Bien, ella es Charlotte, y pretende convertirse en una gran pirata.


CHARLOTTE: Hola, encantada, capitán (pareciera que el capitán Sparrow le diera respeto).


FRANK: Y él es Yeray, el mago más poderoso que he conocido, y su conejo, Osiris.


YERAY: Encantado, capitán Sparrow.


CAPITÁN: El placer es mío, compañeros de mi hijo. Yo soy el capitán David Sparrow. Os presento al comandante Jones.


JONES: Bienvenidos a Isla Tiburón.


FRANK: Papá, estoy tan contento de volver a verte, y de saber que has llegado a ser el capitán pirata que yo siempre deseé ser…


CAPITÁN: Bueno, hijo… eso no es del todo cierto…


FRANK: ¿Qué? (preguntó el joven pirata confuso)


JONES: Capitán, quizá quiera hablar con sus visitantes a solas. Si me permite retirarme…


CAPITÁN: Gracias, comandante, tiene mi permiso.


Jones se retiraba dejando atrás a un Frank Sparrow más confuso que nunca, y a un padre que tenía que explicarle a su hijo que no era el pirata que su hijo siempre había esperado que fuera...


Jones se acercó a la bahía del puerto donde le esperaba un hombre con un sombrero negro sobre su cabeza mientras que su rostro era ocultado por la oscuridad.


HOMBRE: ¿Y bien?


JONES: Era cierto que el capitán Sparrow no tenía eso que buscábamos. Por suerte, acaba de llegar a la isla su hijo portando consigo la pluma de fénix que tanto ansía usted.


HOMBRE: Excelente… Consíguemela cuanto antes.


JONES: Será un placer, mi capitán.



En el rostro de Jones se dibujó una sonrisa maliciosa…


jueves, 23 de octubre de 2008

CAPÍTULO 13: EL CAPITÁN SPARROW




Después de una noche de deseos de San Juan, y de un desayuno a lo grande respirando el fresco aire de la montaña, Frank Sparrow y sus acompañantes volvieron a activar la brújula para marcharse en busca de nuevas aventuras a través del tiempo.


MARTÍN: ¡Buen viaje!


LUCÍA: ¡Nunca os olvidaremos! ¡Ojalá se cumplan todos vuestros sueños!


Las luces de colores que salieron de la brújula los envolvieron en un torbellino como acostumbraba, pero esta vez algo cambió. La velocidad a la que solían viajar fue diferente. Esta vez no perdieron la conciencia, ni se revolotearon todas sus pertenencias. Esta vez cayeron plácidamente sentados en el suelo del nuevo destino. ¿Qué había cambiado?


Se miraron unos a otros sorprendidos. Estaban al lado del mar, era de noche, y reinaba la oscuridad. La luna llena de la noche anterior había cambiado a menguante.


Se levantaban cuando vieron a un hombre acercárseles. Vestía como un marinero. De repente desenfundó su arma y les apuntó. Los viajeros levantaron las manos asustados.


MARINERO: ¡Identificaos extranjeros!


YERAY: Somos viajeros, hemos llegado aquí por casualidad. Nuestras intenciones son buenas, no queremos causar problemas.


MARINERO: Eso espero. Estas costas están llenas de piratas que podrían asaltarnos. ¡Eh, tú! ¿No eres un pirata?


FRANK: ¡Así es!


MARINERO: ¡¿Qué?!


CHARLOTTE: Jaja… qué gracioso es mi amigo, ¿eh? No se preocupe no es ningún pirata. Está un poco mal de la cabeza, y se disfraza de pirata… se cree que es un pirata de verdad. Qué cosas tiene, ¿eh?


MARINERO: Tendré que informar al capitán Sparrow de vuestra llegada, parecéis sospechosos.


YERAY: ¿Capitán qué…?


MARINERO: Sparrow, capitán Sparrow. Seguidme, os llevaré hasta su recámara. Que sea él quien decida qué hacemos con vosotros.


CHARLOTTE: (en voz baja) Chicos, creo que hemos viajado a una época futura en la que Frank ya es un capitán reconocido y tiene su propia tripulación.


YERAY: ¡Es muy posible! ¿Qué habrá sido de nosotros en ésta época?


Entraron dentro de una casa grande y vieja, donde caminaron por un largo pasillo oscuro en el cual el suelo era de cristal y se reflejaban en él. Parecía que estuvieran caminando por las mismas aguas del mar, pero seguían en tierra.


FRANK: Eso no puede ser posible…


CHARLOTTE: ¿Cómo qué no? Tú mismo lo has oído, capitán Sparrow.


FRANK: Miradlo, es un marinero, y se supone que “yo” he dado órdenes contra piratas.


YERAY: Frank tiene razón, hay algo raro…


Llegaron hasta una puerta grande de madera y el marinero la golpeó con los nudillos. Hizo girar el pomo de la misma, y accedieron al interior. Dentro había un hombre de espaldas, en mitad de la oscuridad, y al que le caía un chorro de luz sobre la cabeza.


MARINERO: Capitán Sparrow, han llegado unos viajeros… ¿podría echarles un vistazo?


El capitán Sparrow se giró. Impulsivamente los dos Sparrows caminaron el uno hacia el otro y se pararon de frente. Ambos se miraron fijamente a los ojos. El parecido entre los dos era grande, pero algo cambiaba. El capitán Sparrow era mucho más viejo.


CAPITÁN SPARROW: Tú, ¿eres Frank…?


FRANK: ¿Papá…?



viernes, 17 de octubre de 2008

CAPÍTULO 12: LA NOCHE DE SAN JUAN




El mundo de los deseos es como una interminable vía por la que circula el tranvía de las posibilidades. Verlo, tomar conciencia de su existencia y viajar en él o no, depende de algo tan importante como la voluntad de acción y la memoria. Un deseo no es gratuito, pero sí efímero, aún más, si lo dejamos morir en el olvido. Al pronunciarlo hemos comprado el ticket para poder viajar en el tranvía del deseo, pero luego debemos mover nuestra energía...


Martín, su hija Lucía y su fiel perro Roco estaban dando un paseo tranquilamente en el campo cuando de repente se encontraron con tres desconocidos tirados en el suelo inconscientes. Eran tres personajes muy raros, y además, tenían un animal con ellos, un conejo parecía ser.


Cuando por fin despertaron, Martín y Lucía se echaron hacia atrás. Esos tres traían consigo armas, y podían ser peligrosos.


YERAY: Hola, disculpen, ¿dónde estamos?


MARTÍN: En el campo, en lo alto de la montaña, ¿quienes sois?


FRANK: ¡Somos piratas!


CHARLOTTE: No le haga caso, somos forasteros...


MARTÍN: ¿Cómo habéis llegado aqui?


YERAY: Es un poco largo de explicar, digamos que íbamos de viaje y hemos caído aqui.


MARTÍN: ¿Caído? ¿Cómo caído?


CHARLOTTE: Mire, ¡somos unos viajeros del tiempo!


LUCÍA: Uoh! Yo siempre he soñado con viajar en el tiempo. Papá, papá, invítales a cenar con nosotros, porfa, porfa!


MARTÍN: Bueno, no sé... ¿queréis cenar?


FRANK: Sí, por favor! Me comería una ballena entera ahora mismo!


Los tres viajeros recogieron sus pertenencias y fueron hasta donde Lucía y su padre tenían sus mochilas de acampada. Iban a pasar toda la noche en el campo. Luego estuvieron recogiendo leña, y cuando cayó la noche se sentaron alrededor del fuego.


LUCÍA: Sabéis que hoy es una noche muy importante, ¿no?


CHARLOTTE: ¿Por qué? (preguntó extrañada)


MARTÍN: Esta noche se celebra San Juan. Desde la antigüedad se celebran ritos muy importantes durante esta noche, pues comienza el solsticio de verano.


LUCÍA: Sí, y además, dicen que si apuntas tus deseos en una hoja de papel y los quemas en el fuego, se te cumplirán!


La niña se puso en pie, sacó un trozo de papel de su bolsilló, lo besó, y lo arrojó al fuego que pronto lo devoró.


MARTÍN: ¿Cuáles son vuestros deseos?


CHARLOTTE: Mi mayor ilusión es encontrar un gran tesoro, y ser feliz con mis riquezas. O quizás ser una reina. Aunque con ser una gran mujer reconocida, me conformo. Ja ja ja.


YERAY: Mi sueño sería dar un espectáculo de magia delante de un gran público, como ya hicieran mis antepasados. Ellos tenían más capacidad que yo para atraer al público...


Osiris y Roco se lamían los hocicos, mientras Frank Sparrow miraba las llamas.


MARTÍN: Mi deseo sería que mi esposa volviera desde el cielo, con Lucía y conmigo...


LUCÍA: ¡Mis deseos son secretos! ¿Y los tuyos, Frank?


FRANK: Yo... yo desearía volver a ver a mi padre.


El rostro de Frank Sparrow se nubló de tristeza. La siempre cara de felicidad del pirata, se enturbió con una sombra.


CHARLOTTE: ¿Tu padre... murió?


FRANK: No, al menos que yo sepa. Un día embarcó con su tripulación pirata en busca de tesoros, y nunca regresaron a casa. Nadie sabe qué ocurrió.


YERAY: Quizás algún día puedas volver a verlo. La vida da muchas vueltas; además, hoy puede cumplírsete tu deseo.


FRANK: Ojalá...


El pirata se levantó, y se alejó un poco del grupo. La luna brillaba más que ningún otro día del año, o quizás sólo era su visión de la misma. Quizás eran las lágrimas que resbalaban por su mejilla las que hacían verla brillar de esa manera...


Quizás.


jueves, 16 de octubre de 2008

CAPÍTULO 11: EL RESCATE DEL REY (3ª PARTE)




Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pues cuando todo parece perdido, se hace el milagro, y se salva el obstáculo.


El poder milagroso del unicornio, proporcionó una última esperanza sobre el corazón del pirata derrotado, y éste se levantó a duras penas del suelo, y se colocó el sombrero, y recogió la espada. Estaba abatido, pero dentro de él brillaba una llama de valor, de rabia por sus compañeros, todas sus últimas energías se concentraban en derrotar a su enemigo.


CABALLERO NEGRO: ¡Dime cual es el secreto de los unicornios!


REY: ¡Jamás!


FRANK: Aquí tienes el secreto de los unicornios.


CABALLERO NEGRO: ¡¿Qué?!


FRANK: ¡Los unicornios no se rinden hasta que ganan la batalla, así como hacemos los piratas!


CABALLERO NEGRO: Esta vez no fallaré. ¡Voy a acabar contigo!


Cuando el sol caía, el unicronio de Frank Sparrow y el corcel el caballero negro galoparon a toda la velocidad uno frente a otro, los jinetes blandieron sus espadas, preparados para el ataque.


Esta vez, el cuerno del unicornio brillaba con una luz azul intensa, y en sus ojos parecían arder unas llamas azuladas. Cuando los dos corceles se chocaron, el caballo del caballero negro fue lanzado con una gran fuerza hacia atrás, y el jinete oscuro cayó al suelo. El caballero negro no se podía creer lo que había pasado. Entre la confusión, el unicornio se montó sobre el corcel caído, imponiendo su fuerza sobre él, impidiéndole que se levantase, mientras que Frank Sparrow emprendió la batalla a nivel del suelo contra su adversario. Los dos lucharon cuerpo a cuerpo. A Frank le brillaban los ojos de un azul intenso igual que a su corcel, de alguna forma estaban unidos por un hilo mágico que nadie llegaría a entender.


Mientras las espadas destelleaban chispas de los golpes de metal, y sin que nadie lo esperase, alguien surgió de las sombras, y le asestó un golpe mortal por la espalda al caballero de la armadura negra. Yeray había cogio su hacha mágica, y le había golpeado sobre la cabeza, para derribarlo totalmente.


¡Habían derrotado al enemigo!


El rey abrazó fuertemente a su unicornio para agredecerle lo que había hecho, y Frank y Yeray se acercaron hasta Charlotte que por fin se reanimaba del golpe.


FRANK: Su majestad, ¿cuál era el poder secreto de los unicornios?


REY: Te has merecido el honor de conocerlo. Los unicornios tienen un mágico poder de purificación en su cuerno. Éstos pueden volver potables las aguas contaminadas. Por eso tenemos éstas aguas cristalinas en nuestras tierras. Sin embargo tú hoy has descubierto otro de sus secretos. Siempre se ha dicho que un unicornio podría vencer a un elefante. Cuando el animal acepta a su jinete, puede aumentar su poder y fuerza hasta dimensiones inimaginadas... Por eso, el caballo, a pesar de sus armaduras, no fue rival para este unicornio.


Más tarde volvieron al jardín del unicornio, y la familia real pudo reunirse entre lágrimas de felicidad, y agradecimiento. Nuestros amigos no quisieron interrumpir este reencuentro, y mirándose entre ellos con ojos de felicidad, pusieron en marcha la brújula, y se marcharon hacia una nueva aventura...

miércoles, 15 de octubre de 2008

CAPÍTULO 10: EL RESCATE DEL REY (2ª PARTE)




Los dados de la suerte estaban echados sobre el tablero de ajedrez. A un lado un caballo negro y al otro lado un simple peón blanco. La batalla entre el caballero de la armadura negra, y el capitán Frank Sparrow no tenía marcha atrás.


Ambos emprendieron casi al mismo tiempo la carrera de frente, y enfrentaron sus espadas, que soltaron chispas de metal. Los dos contrincantes se miraron a los ojos, con la furia contenida dentro de sus corazones. El valor de Frank y del unicornio no eran suficientes para vencer. El corcel del caballero negro, con su armadura, era más poderoso que el que montaba Frank, y poco a poco, el unicornio fue perdiendo terreno, hasta que finalmente, golpe tras golpe, fue retrocediendo. El caballero aprovechó para golpear con más fuerza su espada contra la del pirata, y finalmente, Frank fue despedido de su montura, y cayó al suelo con un fuerte golpe, quedando inconsciente.


Yeray y Charlotte se quedaron estupefactos con lo que acababa de ocurrir, pero no tardaron en reaccionar, pues el caballero de la armadura negra emprendió la carrera hacia ellos.


Charlotte se defendió disparando balas de su pistola contra el enemigo, pero no sirvió de nada, pues su armadura le protegía. El corcel del caballero la golpeó con fuerza en el pecho, y la tiró al suelo. Yeray convirtió su varita en un hacha y se enfrentó al jinete, pero de poco sirvieron sus golpes, pues la fuerza del caballero eran mayores, y los golpes del corcel frente a sí, lo acabaron derrumbando también...


El caballero se giró hacia el rey que contemplaba atónito la escena.


CABALLERO NEGRO: ¿Y éstos eran tus salvadores? Ja ja ja ja!


REY: oh, no...


Los tres viajeros del tiempo acababan de perder la batalla, y yacían inconscientes en el suelo. El unicornio era el único que permanecía en pie, lleno de rasguños en la piel. Se acercó al pirata y le lamió la cara, en un intento desesperado por hacerle despertar, pero Frank Sparrow seguía siendo un fracasado...

martes, 14 de octubre de 2008

CAPÍTULO 9: EL RESCATE DEL REY (1ª parte)




Cuando la reina se calmó por la tristeza que le embarga el que hubieran secuestrado a su esposo, se dirigió a los viajeros, y les pidió en nombre del reino de los unicornios que les ayudaran a rescatar al rey.


REINA: Nuestros guerreros están en plena batalla contra otro reino, y estamos desesperados, no sabemos qué hacer.


YERAY: Nosotros intentaremos ayudaros en lo que podamos.


Mientras, Charlotte no le quitaba el ojo de encima a la preciada corona de oro. En sus delirios de grandeza, llegó a verse con ella puesta, gobernando a todo un reino. Todos se arrodillarían frente a ella, y por fin sería la dueña absoluta de la brújula y de todos los tesoros sobre la faz de la Tierra.


REINA: Podéis llevaros al unicornio, seguramente os será necesario para combatir contra el caballero de la armadura negra.


CHARLOTTE: Sí, seguro que sí. Muchas gracias (Ya es nuestro- pensó).


Frank fue el primero en montar sobre el corcel.


FRANK: Vamos, ¡mi tripulación! ¡Tenemos una misión que llevar a cabo!


Para sorpresa de éste, Charlotte dio un salto y se montó también sobre el unicornio junto a él.

Frank se sonrojó.


CHARLOTTE: Adelante, marinero, no perdamos el viento a favor.


FRANK: Eh... no, no lo perdamos.


Se despidieron de la familia real, y emprendieron el oscuro sendero hasta la montaña donde el caballero de la negra armadura debía tener prisionero a su majestad. No tardaron en descubrir como un caballero de brillante armadura estaba torturando al rey.


CABALLERO NEGRO: ¡Te mataré si no me revelas el secreto mágico de los unicornios!


REY: ¡Jamás! ¡No te permitiré que uses su magia a tu voluntad!


FRANK: ¡Eh, tú, bribón! ¡Suelta al rey!


CABALLERO NEGRO: ¿Qué?


El caballero de la armadura negra se giró a los tres desconocidos, y soltó una carcajada malévola.


CABALLERO NEGRO: ¿Venís a rescatar al rey? Vaya tres mentecatos, ¿contra quién pensáis que vais a luchar?


FRANK: Sube a tu caballo, ¡te reto en duelo!


Charlotte y Yeray se miraron desconcertados ante el exceso de valor que mostraba el pirata.


YERAY: Esto... Frank... Creo que ese caballero y su caballo, con sus pesadas armaduras pueden ser unos rivales más fuertes, ¿eh?


FRANK: No les tenemos miedo, ¿verdad que no, unicornio?


Los ojos del unicornio resplandecían de forma azulada, quizás porque sabía que no tenían oportunidad alguna, quizás porque en su magia guardaba algún poder oculto.

El caballero de la armadura negra montó subre su caballo, y ambos contrincantes se miraron a los ojos, unos frente a otro, momentos antes de prender la llama de la batalla...

lunes, 13 de octubre de 2008

CAPÍTULO 8: EL JARDÍN DEL UNICORNIO




Aunque ya habían hecho varios traslados con la brújula mágica, no se terminaban de adaptar al torbellino que los envolvía, pues nuevamente acabaron inconscientes, y con todo su "equipaje de mano" tirado por el suelo.


Osiris fue el primero es despertar, y como buen explorador se puso a investigar la zona. Los humanos fueron los siguientes que volvieron a la consciencia. Recogieron sus cosas, y se pusieron a observar el prado verde en el que habían aparecido.


Pronto el mago reparó en que su conejo se alejaba del grupo.


YERAY: ¡Osiris! ¿Dónde vas?


Como el conejo no volvía, los tres viajeros fueron hasta el bosque donde se estaba internando el animal. Tras pasar unos arbustos, descubrieron un precioso jardín poblado de hermosas flores, y bellos animales. Osiris se acercó hasta el más mágico de todos ellos, ni más ni menos, que ¡un unicornio!


La criatura tenía el pelaje blanco, una hermosa melena rubia, unos ojos celestes, y un largo cuerno frontal azulado.


Charlotte no dudó ni un instante en acercarse al mágico animal a acariciarlo. Frank estaba encantado viendo como su dama se maravillaba por semejante corcel.


El conejo siguió olisqueando la zona, y Yeray lo siguió. Al lado de la fuente descubrió un objeto grande y dorado. ¡Una corona real!

¿Cómo un rey había dejado caer su corona ahí? Era muy extraño...


YERAY: ¡Eh! ¡Mirad lo que ha descubierto Osiris!


FRANK: ¡Por las barbas de Neptuno! ¡Pero si es una corona!


CHARLOTTE: ¿Pero....? ¿Pero es de Oro? (sonrisa de satisfacción)


De repente se escucharon unos gritos, y el sonido de pisadas acercándose. Entonces aparecieron una mujer y dos niños con trajes muy elegantes. Una reina, y sus príncipes.


REINA: ¡La corona de mi esposo! ¡Ahí está!


YERAY: Señora, la hemos encontrado aquí, ¿qué ha pasado?


La Reina abraza la corona fuertemente, y empieza a llorar desconsolada junto a la princesa. El principe se acerca a los viajeros.


PRINCIPE: Mi padre ha sido secuestrado por el caballero de la armadura negra... Un foragido de las montañas que quiere matar al rey para auto-coronarse, y ser el señor de estas tierras.


FRANK: ¡Maldito bribón!


PRINCIPE: Sí... y si eso llegara a pasar, jardines tan preciosos como este serían destruidos por su maldad... Y los unicornios tendrían que marcharse.


Frank se acordó de lo mucho que le gustaba a Charlotte la fabulosa criatura, y no lo podía permitir.


FRANK: Chico, ¡nosotros tiraremos al mar al caballero de la armadura negra y rescataremos al rey prisionero!


PRINCIPE: ¿De qué mar hablas?


FRANK: Que sí, que sí, que lo devoren los tiburones.


CHARLOTTE: No te preocupes, pequeño, nosotros os ayudaremos.



Lo que ellos no sabían es que la batalla con el caballero de la armadura negra no iba a ser nada fácil....

domingo, 12 de octubre de 2008

CAPÍTULO 7: EL RESCATE DE BLANQUITA.




El pastor, padre de Emilio, les señaló el monte donde la oveja se había caído, y se había quedado enganchada. Emilió le entregó las riendas de su caballo a Yeray para que no tuviera que ir a pie.


Los tres viajeros se pusieron en camino, atravesando riachuelos, y subiendo pedregosas cuestas. Charlotte no dejaba de quejarse por tener que ir a pie; Frank se lamentaba de que no quiese montarse a su espalda. Yeray permanecía en silencio, con el objetivo fijo de encontrar a la oveja al borde de la muerte...


Los minutos pasaban, y las esperanzas de encontrarla habían caído todas. Entonces, mientras habían parado para descansar, oyeron un berrido a los lejos: ¡beeeee!Al asomarse por una pendiente descubrieron a una oveja negra enganchada de una pata en unas rocas.


YERAY: ¡Tiene que ser blanquita! ¡La encontramos!


FRANK: ¿Blanquita? No puede ser, ¡es negra!


YERAY: Nosotros no tenemos que cuestionar el por qué de su nombre. Venga, échame una mano, vamos a salvarla.


FRANK: Pero si no es blanca...


CHARLOTTE: ¡Frank! ¡Haz lo que dice Yeray!


FRANK: ....aisss.


Yeray se tumbó en el suelo y se deslizó cabeza abajo para llegar hasta la oveja y agarrarla. Mientras, Frank apretaba las piernas de Yeray para que éste no cayera por el desfiladero.


Mientras, Charlotte miraba fijamente a la brújula y a la varita que estaban sin protección en estos momentos. ¿Y si las cogía, se montaba sobre el caballo y se largaba? Quizás lo único que tenía que hacer era obligar a Frank a que relajara las manos...


Para cuando Charlotte salió de sus pensamientos, Frank y Yeray ya habían rescatado a la oveja, a la cual el caballo abrazaba con su cabeza. Entonces ocurrió lo peor para los planes de Charlotte: Frank y Yeray se estrecharon las manos. Ellos celebraban haber hecho un gran trabajo juntos. Para la mujer, significaba el comienzo de una amistad entre ambos, por lo que no podría usar a Frank para robarle la varita al mago más adelante...


FRANK: Espero que Emilio se conforme con tener una oveja negra en lugar de una blanca...


YERAY: Ja, ja, ja, no te preocupes, se alegrará de tener a ésta oveja, te lo aseguro.


Los tres humanos, y los animales, volvieron a la granja, donde Emilio los recibió con gran alegría por haber salvado a su oveja perdida. El pastor les agredeció su labor con una gran fiesta donde pudieron comer todo lo que quisieron.


Al final del dia se despidieron, activaron la brújula mágica, y se marcharon hacia una nueva aventura...